Paso a paso y sin un gran bombo mediático, Comanchería, estrenada a finales del 2016, ha sabido colocarse entre las mejores producciones de este último año. Si nos acercamos a esas innumerables listas de las mejores películas podemos ver que, en muchas de ellas, la última obra de David Mackenzie está en muy buena posición. Dejando atrás los números y los emplazamientos si que es verdad que el conjunto del filme funciona, como funcionan, y bien, todos sus elementos. La cinta habla por si misma sin necesidad de padrinos que la recomienden.
Hell or High Water es una película western, de esas que hablábamos en el año anterior. Es una película de atracos, es un retrato de una parte la sociedad estadounidense, de la crisis económica y sus consecuencias y, como no, un retrato del ser humano. Donde los malos no son tan malos, ni atracadores ni policías, porque es fácil que el espectador empatice con sus vidas. La culpa, esta vez, se dirige hacia otra dirección alejada de los protagonistas.
El guión está bien estructurado, la historia bien contada, sin artificios innecesarios. Mucha atención a la fotografía y al ambiente de toda la cinta deudor de las mejores películas del oeste.
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